lunes, 1 de abril de 2019

Mariposas de un mal verano. Poemas de Yarozlavy Bañuelos



Yaroslabi Bañuelos (La Paz, Baja California Sur, 1991) es licenciada en Psicología por la Universidad Internacional de La Paz. Ha sido ganadora de Los Juegos Florales Nacionales Carnaval La Paz 2019, por su poemario "Mariposas de un mal verano".  Asimismo, recibió el premio de los XLVI Juegos Florales Margarito Sández Villarino 2019, por el poemario “Mejibó”. En 2018 obtuvo la Beca “Inés Arredondo” para asistir al Encuentro Internacional de Literatura 13 Habitaciones Propias, en Culiacán, Sinaloa. Fue beneficiaria del Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico (PECDA) 2016-2017, en la categoría de Jóvenes Creadores, por el proyecto literario “Fuego a la intemperie”. Logró mención honorifica en el Premio Estatal de Cuento y Poesía Joven 2018 y mención honorífica en la primera edición del Premio Estatal de Poesía Joven Letras Nuevas 2017. Ha publicado algunos cuentos y poemas en distintos espacios digitales como la Revista de Arte, Estética y Creación Contemporánea Rojo Siena, Liebre de fuego, Revista Nocturnario, La Rabia del Axolotl, Botella al mar, el blog Proyecto Cascabel y Editorial Poiesis. Participó en el Encuentro de Escritores Sudcalifornianos en 2017 y 2018; así como en la Mesa de Narrativa, Nuevos Talentos, dentro del marco del Encuentro Literario Lunas de Octubre 2016. Asimismo, fue seleccionada para participar en el Quinto Encuentro Nacional de Escritores Jóvenes Jesús Gardea 2017 y ha sido integrante de la tercera edición de la Residencia Artística Transdisciplinar “Interacción Rural 2017”. Es autora de “Micropesadillas”, libro de cuentos breves editado por Cuadernos de la Serpiente. Actualmente es editora y colaboradora de la revista digital CULCO BCS. 






De “Mariposas de un mal verano”
 (Juegos Florales Carnaval La Paz 2019)


Poema para María

María, tú miras el cielo en otro tiempo
detrás de los brillantes girasoles sientes a los buitres
que rondan el cadáver de una violeta degollada
Adviertes el enjambre de meteoros
que crece como hiedra bajo las faldas de la luna
y aún pasado el diluvio sientes entre tu pelo
la sangre disecada/ unos dedos monstruosos
la tibia ceniza de árboles quemados

Precisamos seguir la ruta que trazaron las Pléyades
hay que enjuagarte las pestañas con estrellas
limpiarte los párpados con la brisa de la tarde
secarte las lágrimas y sus salobres manantiales
para que olvides los eriales nocturnos  
para que despiertes de tus sueños funerarios

María, tú miras el cielo en otro tiempo
garabateas palomas/ cazas relámpagos
y atrapas la espuma de nubes solitarias
con tu diáfana mirada de niña
ausente/ tímida/ borrosa/ invisible/ asesinada.






Elegía

Hoy los pájaros guardan luto y recuerdan tus vuelos 
entre cirios y huizaches pereció tu voz insurrecta
pronto los eriales se llenarán otra vez de cuervos
volverán de la noche los fantasmas insepultos
y el halcón empuñará el silencio hasta la primavera

Ayer la muerte azotó la ciudad como un relámpago
el sol se ahogó en el clamor de las palomas 
Sin piedad una sombra incineró tu garganta
y luego compró la lengua ponzoñosa del fariseo

¿Qué palabras debo usar para vengar tu ausencia?
¿Qué aves debo alumbrar para resucitar tu canto?
Tal vez podría arrojar al aire ruiseñores o serpientes
Tal vez podría escupir un manojo de alacranes 

Ayer la muerte azotó la ciudad como un meteoro
el desierto perdió en la guerra su eco luminoso
Hoy los pájaros negros vierten espinas al viento 
y el espíritu del monte vela tu memoria.






Luto

Compañeras poetas, absuelvan estos versos
perdonen que no hable de amores apócrifos
o corazones fragmentados en millones de suspiros
¿Qué si digo feminicidio y grito
¡que vivan los locos y los cobardes!
y me quedo dormida bajo el estruendo de cañones?
¡Qué importa!
Yo no guardo luto por tiranos ni asesinos
no regalo mi silencio a corruptos o fascistas
¡Qué importa!
Mis palabras aún no saben reconstruir el mundo.





Animales nocturnos

(Afuera)
El estertor de un acordeón revuelve el aire
otra vez la rabia acribilla la noche
y el rugido del fusil perfora el silencio

(Afuera)
Una zarpa arroja flechas hacia múltiples abismos
y los colmillos de una bestia noctámbula
arrancan la piel de la aurora
Las garras cavan donde desciende la vida
los minutos explotan en las fauces de la bazuca
pero el cuerno de chivo no se rinde
su hocico alargado hacia la luna escupe sangre y aullidos
La boca de un AR15 responde al llamado de la jauría
luego el silencio

(Más afuera)
La luz crece trémula y limpia
sin blindaje ni pechera
como si fuese el corazón de un pájaro
o una cascada de luciérnagas.









De “Mejibó”


Anajicojondi
[Mujer inmaterial. Mitología pericú]

Soy hija del caos y la tormenta
en mis labios afloran biznagas
y primaveras marchitas
Soy la ciruela madura que gotea
sobre una lengua reseca
Soy la blanca espina del palvadán
incrustada en el silencio

Soy semilla en el vientre de la lluvia
la primogénita del desierto
chamizos y conejos corren por mi sangre
Soy la tempestad y la sequía
sobre mi pecho descansa la noche
y en la frente cargo la cicatriz
que dibujó una manada de berrendos

Soy el relámpago que inflama la madrugada
a veces soy una marea de girasoles
Vuelvo a nacer entre San Miguelitos
cuando caen los chubascos estivales
las pitahayas siempre apagan
los incendios que devoran mi boca
y cada tarde estas venas arden
como la raíz calcinada del saguaro.




Ambayujui
[Cielo]

Hoy el cielo imagina pájaros de lumbre
abre las fauces y escupe nubes pintadas con fuego,
las palomas pitahayeras se derriten en el aire
y el monte duerme una siesta para eludir la sed.

No hay sombra que bendiga al páramo que fenece 
a esta hora el tecolote sueña con el invierno 
y los rayos caniculares hieren la tierra
como una marabunta de flechas encendidas

Hoy el cielo es un arroyo de gavilanes,
su caudal arrastra incendios y escombros de lluvia;
en lo alto, las auras circundan un sol tirano
y bajo el polvo disecado que tapiza los eriales
las mariposas invocan tormentas,
pero sólo llueven moscas o aleteos de luz.




Mejibó
[Temporada de flores. Estación de las pitahayas]

En este bosque de cardones
arde un oscuro fuego;
mientras el calandrio muere
y los pozos se marchitan,
la sequía echa raíces en las piedras.
Ojalá los nimbus devoren
las costras de este cielo
tejido con sangre y bengalas
Que el verano apacigüe
sus tardes guerrilleras
y los tambores de agua revienten
en el corazón de las nubes.

Que broten San Miguelitos
en el cerco de los ranchos,
que cante el cenzontle
prisionero en una lengua reseca,
y las grietas que crecieron
sobre el asfalto ceniciento
se sacien de lluvia y madreselvas.

Que se amotine el verde
en los ojos de los niños,
que se inunden de flores
sus pupilas disfrazadas de ave,
que se llenen de miel
esas sonrisas como garabatos
de abejas distraídas.
Que una llovizna helada
borre el paisaje de tinieblas y hollín
Que el céfiro de marzo
limpie los bulevares de fantasmas,
que nazcan pitahayas dulces
en los labios de los amantes,
que los poetas escriban versos
para cada luna llena.

Ojalá el aroma a tierra mojada
arrastre el olor a pólvora
hasta el vientre del océano
y la tiranía del sol
sea una mancha en la memoria
de aquellos días
cuando el plomo dibujaba
ráfagas de muerte
en las calles de esta ciudad-espejismo.







CASCABEL # 14

CASCABEL # 14
NUEVA EPOCA, MUESTRA DE LA LITERATURA QUE SE ESTA ARMANDO EN HERMOSILLO, TORREON, TIJUANA Y EN LA BAJA SUR.

POETICARTEL #4

POETICARTEL #4
ILUSTRACION DE JULIETA SANCHEZ HIDALGO, TEXTO DE FEDRA RODARTE HIRALES ---PROYECTO URBANO DE DIFUSION DE LAS LETRAS Y LA GRAFICA SUDCALIFORNIANNAS, EN COORDINACION CON EL ISC Y LA DIRECCION DE CULTURA MUNICPAL

"CIUDADES IMPOSIBLES" obra grafica de Omar Murillo

"CIUDADES IMPOSIBLES" obra grafica de Omar Murillo
--de la serie "ciudades imposibles"

--de la serie "ciudades imposibles"

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