María
José Vázquez Moreno (Ciudad de México, mayo de 1992). Poeta
y activista feminista en el colectivo La Paloma Feminista en La Paz, BCS. En
literatura, ha sido becaria del Festival Interfaz ISSSTE -Acapulco 2015 en la
categoría de poesía; formó parte del consejo editorial de la revista de
estudiantes Enchiridión de la Facultad de Filosofía de la Universidad Autónoma
de Querétaro; sus poemas aparecen en revistas como Aeroletras, Amarillo Dalí y
Enchiridión. Pasante de la Licenciatura en Microbiología en la Universidad
Autónoma de Querétaro. Participa en el Taller de la Serpiente.
Mujer
trigo
Espiga
mujer morena de los ojos grandes,
deja
de cargar el mundo en tu espalda,
no
intentes resolver la vida,
la
vida a nosotros nos resuelve,
vivir
es dejarse acobijar y destruir,
por
la vida misma.
Mujer
morena fuerza,
tus
miedos abandona,
fluye
en ti,
vuela
con tus sueños,
déjalos
a rienda suelta.
Espiga
mujer de ojos grandes,
en
tus ventanas,
se
escurre la tristeza,
pero sin lluvia,
¿cómo
es que florecen los rosales?
Tu
caminar,
emana
la belleza,
la
esencia,
de
la voz de libertad.
Me
he enamorado,
de
aquellos tristes ojos,
que
sonríen al mirar,
de
tu mente y valentía
de
tu dolor y paciencia,
de
tu vulnerabilidad
de
toda tu humanidad.
Desaprenderse
En esta soledad colectiva,
la extrañeza de ver
mis manos extendidas,
desgarradas,
como el oleaje
que rompe en las piedras.
La metamorfosis,
(de)construir lo aprendido,
lavarse el cabello de los nidos,
es tan difícil dejar ir,
arrancar los hogares
de esos pájaros
enraizados al corazón
¿Cómo se arranca una raíz sin morir un poco?
La
muerte es la vida
Entrégate
toda,
para
que cuando llegue la muerte,
no
encuentre nada de ti.
vacíate
toda, en ti,
vacíate
en los demás,
vuélcate
como
/ se vuelca el mar en la costa
rocosa.
Mátate
en vida y a diario,
húndete
en lo extraordinario de lo cotidiano,
inunda
con tus manos la vida.
sé
un parapente en el abismo,
desvive
en todo,
antes
de que el ciclo te alcance,
/
te consuma.
/ y te escupa al incierto cosmos
Erotismo
Su voz: manos intangibles,
cada letra pronunciada, precisa,
el aliento agudo, penetrante daga,
oídos que no olvidan, obediencia sin premura:
-Ahora
levántate.
Sube
a la barra.
Aparta
tus muslos.
Fruta
de fuego.
Esta
noche,
mis
deseos hablarán
a
través de tu cuerpo,
esta
noche,
/ solo te miraré.
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