Yunuén
López Torres (1992),
sudcaliforniana. Estudiante de la licenciatura en Psicología por la Universidad Mundial y de Lengua y Literatura por
la Universidad Autónoma de Baja
California Sur. Seleccionada a nivel estatal en el concurso Carta a mis padres en 2010 y 2011. Premio
Estatal de la Juventud en Oratoria 2009. Publicada en la revista Compás con el cuento El Listón Rojo, ganador del concurso
estatal alusivo al XII Festival Tradicional
de Día de Muertos, en el libro Jóvenes
Creadores Sudcalifornianos: Poesía y Narrativa con el poemario Memorias de un Diluvio en 2012 y en la
revista Cascabel número 27 con el poema Tercer
Misterio. Desde 2011 ha participado en diferentes espacios literarios
gubernamentales e independientes en La Paz y Los Cabos. Actriz del grupo de
teatro El Fauno dirigido por Mónica
Astorga.
A continuación, una selección de su poesía:
El viejo
El
reloj gotea minutos de lágrimas; entumece el tiempo, no el calvario.
Gólgota
a las tres de la mañana, Dios no hace milagros, los subasta.
Mueve
sus dedos más hueso que carne para quemarse vivo.
Curte
su noche; sangra el recuerdo que la morfina no borra ni absuelve.
Respira
y se hiela; su alma le va ahuecando el pecho en cada espiro.
Aguarda
el infinito; fatigosa empresa de insoportables meses,
tiempo
siempre noche que jamás oscurece. Muere con luces encendidas.
Teme
cerrar los ojos, enmudecer la boca que le resta: Hacerse noche.
Cierra
los ojos –no duerme–, sueña y ahí en sus sueños no vive, muere.
Noticiero
El
disco de vinil cambió a la cinta,
la
cinta al cd, el cd a la pieza digital mágica.
“Han encontrado diez
cabezas más”.
“Tres cuerpos
desmembrados en la carretera”.
Enchúfate
al sonido de las multitudes,
piérdete
en la hipnosis colectiva del hastió.
“Mató a su familia y
luego se dio seis balazos”.
“Llevaba diez días
muerto y nadie se había percatado”.
Ponte
los audífonos y súbele el volumen al máximo,
encláustrate
en tus pesadillas, disuélvete en la masa.
Ponte
los audífonos y voltea la mirada
Aquí no ha pasado nada.
El mito del tiempo
Dijeron que el amor detenía los
minutos,
congelaba
las horas, frenaba los años.
Pero
sus latidos robustos y cálidos
acunan
como reloj antiguo
las
manecillas que cuelgan de su pecho
sobre
mis oídos y labios,
el
eco eterno de su péndulo,
bajo
mis brazos, entre los cuerpos.
De
él emergen los orígenes del universo,
el
principio del mundo,
la
razón tras mis sueños.
Tú
eres los latidos de mi tiempo.
Año
1
M.
No sabía que ser contigo, porque siempre fui de mí y ahora
entiendo que en todos los tiempos que latí, ya te encontraba. Desde antes de tu
aparición ya habíamos estado. Eres como un sitio que ya habitaba, las aguas en
que ya existía. Morí vidas sin saber que nos acercábamos, me perdí en otros
cuerpos antes de renacer en el que nos descubrimos. Te desdibujaba y ya
aparecías entre mis versos. Tú eres el eterno tema de mis cuadros, el agua
donde germinan los lotos. Estuviste siempre en mí y necesitamos sólo tres besos
y un café para reencontrarnos.
Mandala
En
el principio del mundo fuimos flores.
De
ellas desprendieron las hojas
que
se tornaron flamas
hasta brotar perlas de agua.
Nacieron
entonces la tierra,
los
animales y al final los hombres
que
en el inicio de su carne fueron animales
que
secaron hojas
lloraron
flamas
nacieron
agua y se volvieron flores.
Yunuén López Torres
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