ELOGIO DE LA HOGUERA

I
Abandona el sol
Los oscuros hornos del deseo,
Recorre paciente
El caracol
Que un eco traza y borra
En las ondulaciones
De tu aliento.
Lo espío desde tus muslos,
Filtro su murmullo
Dentro de tu pubis.
Observo cómo se cierra
Lento
Sobre tu pudor
Y monta el viento.
Bebo la luz
Que dejo en su adiós
Sobre tus pechos,
Mantengo a raya
Las dentelladas de la noche
Al abrazo de la hoguera
Que nace de tu ombligo.

II

Camina el día
Sobre tu piel
Anclada en el silencio,
Contorsiones solares
Van marcando
La rutina de tus sueños.
El tenue velo
Que surge de tu boca
Limpia de pudor e insomnio
Los rincones.
Sigo nombrándote
Entre líneas,
Improviso otro desvelo,
Un nuevo pretexto del deseo
Se difumina en tus costillas.
La paciencia
Se esfuma de la cima de tus senos
Y un punto final destapa
El inicio de la noche.




III

Claros de luz peregrina,
Estelas de oscuridad
Que el tiempo va esparciendo lento
En tu figura.
Acecho el abismo
Desde tu cabello
En el vértigo de la caída.
Después
Todo se vuelve carne,
La textura brota
Hacia las manos
Y doy cuenta de tus senos,
Del fuego
Que en tu vientre hizo parcela.
Ha quedado a la deriva
Nuestra sombra,
Rasgando la luz en las paredes,
Atisbando su origen
En la hoguera.




IV

El aire posó
Su denso celo en tus mejillas,
En el rocío de tu cuello
Dejó su pasión el agua.
Callaron las brazas
Y el fuego llegó
Limpio de cenizas
A tu vientre.
Aquí estoy,
Barro pulido por la noche,
En esta reunión
Que nos dará el sol,
El mar, el huracán
Y el terruño cálido y blando
Del deseo.








V

El aliento de la noche
Se detiene
En el horizonte de tu sueño
Formando una trama helada
Que rompe
La agresiva vertical de tu respiración
Que prende en los ingrávidos
Restos de la noche
Una llama albina,
Idea nocturna de tu vientre.