martes, 21 de junio de 2016

TRANSVISIONES. Poemas de Daniel Olimón.






Daniel Olimon (Guadalajara, Jal. 1976)

Escritor y pintor, radica actualmente en la paz, parte de su obra aparece en revistas de circulación estatal tales como perros, la palabra, cascabel. Ha participado en diversos eventos literarios como lector de su obra y jurado.
















Ser o no ser
Ésa es la cuestión


William Shakespeare



I

Seguido al eco

el perdurable silencio,

se dispersa en murmullos

por la garganta del mutismo,

ausencias que revolotean

fragmentadas en el tiempo.







II

Emociones en el viento

dejan ciénegas

en mis ojos sofocados,

en el último suspiro

sepultando caricias

bajo la piel de mis visiones.






III

Gemidos

ataviados de abandono

yacen en cada parpadeo

del recuerdo,

afonías

que punzan reprimidas.







IV

Quimera que contiene

la voz de la nostalgia,

sonido ermitaño

idealizado en la memoria,

confinado

al insondable olvido.






V


TRANSVISIONES (sueños)


En una última y dolida voz, en susurros

¿Deberíamos implorar?

Soñar al unísono, con ambición.

Morir es dormir...

Las ilusiones sobrevendrán a la callada necrópolis, llegaran en lamentos, al abandonar este mundo con nuestra desdicha, la de todos; ¿Resistieran la lentitud de los tiempos, la insolencia del crepúsculo, las infamias del abandono, la infección de la soledad, el espanto de unos arrumacos dilapidados, el desprecio de otras percepciones?

Sólo aquello que existe mas allá, tras la Muerte, en el borde de la noche, justo al límite de las dudas y el silencio, el más claro y refinado silencio.

Sí, el mutismo con todos sus espectros, resonancias como música de fondo:

Un tropel de silencios

Así, en el alud de la natural sombra, el valor se desmorona, en la intemperie la cordura mundana sucumbe a sus mudas plegarias que marchan rumbo a la nada.







VI

LA REALIDAD


¿Que nos deja?

Tras sus atropellados pasos:

El polvo que se esfuma. Sombras de un culto exilado. La tristeza y sus siluetas. Los espectros y sus visiones transmutadas.

¡Todo de un solo golpe!

Los versos derivados del insomnio, esas líneas intangibles, la demencia y sus retratos. Una procesión de sentidos. Palpitaciones que emigran. El lamento de las tardes. Un temporal de suspiros. Las tentaciones y sus signos agolpados a tus pies, huellas de sus huellas

Estamos en el mismo plano bajo dogmas etéreos que transitan de su mano

donde la vida devora lo que dejamos a orilla de la fantasía,

en el umbral de la memoria,

eso bien lo sabe aquél que se olvida a sí mismo en las profundas depresiones de la inestable realidad

para verse reflejado en otros ojos, en esos que deambulan por la soledad.







VII

ERRANTE


Un P e r e g r i n o

Sobre sendas sombrías, los deseos cabalgan incitados por una tendencia deplorable, sobre impulsos carroñeros que llegan de improviso en visiones obsesivas como buitres despiadados.

DE NUEVO LAS PUTAS PESADILLAS…

Cultos a una gloria consumada, entre súcubos se apacigua, se desquicia el espíritu.

Y al despertar, diseminar los engaños en la frágil conciencia del peca-zador

Pescador de ilusiones momentáneas, devoto a los deslices, a sirenas que desvanecen los instintos sumergidos en laberintos de frágil anhelos.
Artífice de angustias y depresiones compartidas,
de abstinencias matutinas e historias silenciadas,
sin virtudes ni esperanza.

Fantasma
adicto a la natural ausencia y a las imprevisibles visiones
son ESPEJISMOS
tan sólo reflejos en la distancia.







VIII


ser

extinto

precoz recuerdo

insistencia del silencio

frecuencia de palabras inconclusas

estela del suspiro

saeta

luz que rasga la negrura

espejismo comprimido en el espacio

la irreductible timidez de las tinieblas

una sucesión de puntos en el cosmos

vendaval anclado en el viento

mirada sumergida en la fatiga del deseo

nos sofoca

aliento inmarcesible en la distancia

diamante que reposa en la profunda vida

la espesa exhalación

deja en el movimiento de tus muslos al arder

un eco fantasma

aquello que de ningún modo

se puede percibir

sin el alma







IX

sin el alma

se puede percibir

aquello que de ningún modo

un eco fantasma

deja en el movimiento de tus muslos al arder

la espesa exhalación

diamante que reposa en la profunda vida

aliento inmarcesible en la distancia

nos sofoca

mirada sumergida en la fatiga del deseo

vendaval anclado en el viento

una sucesión de puntos en el cosmos

la irreductible timidez de las tinieblas

espejismo comprimido en el espacio

luz que rasga la negrura

saeta

estela del suspiro

frecuencia de palabras inconclusas

insistencia del silencio

precoz recuerdo

extinto

ser







X

MIGAJAS en el viento:

más que partículas somos humo, puntos suspendidos, momentos que se asfixian:

Una hoja en blanco arrugada en el bolsillo

Plegarias hechas trizas bajo el cielo

alientos que arden desde el pecho

heridas que no cantan.

¡NO!

¿SOMOS HUMO?

Más que polvo somos densos testimonios…

Vastos silencios:

Pinceladas de color disipado, el sueño que dilata, un revólver bajo la almohada, incendios postergados, pulpos o espuma de mar hasta romper el día.

Vuelo impalpable en la intermitencia del ser, entre palabra y palabra del que no habla como enjambre de luciérnagas apagadas entre dientes.

Despedidas que levitan, un adiós suspendido en el vacío de tus labios, migajas que aletean.

Recuerdos que mueren en las extremidades del día,

fragmentos que brotan, peces de tus ojos, arena de los míos

somos más que eso y la nada, una inhalación de amnesia

sí, seremos suspiros al derrumbarse las cenizas

cuando nos invada la última duda

y logremos apreciar

aquí

es el mas allá.

sábado, 11 de junio de 2016

Hacia la tumba del poeta. Poemas de Juan Pablo Rochín Sanchez





Juan Pablo Rochín Sánchez, 1977. La Paz, Baja California Sur.

Premio Regional de Poesía del Noroeste (FORCA) 2015; Premio Nacional de Poesía Juegos Florales del Carnaval La Paz 2015; Premio Nacional de Poesía Juegos Florales del Carnaval La Paz 2013; Premio Nacional de Poesía Mérida 2011; Premio Regional de Cuento del Noroeste (FORCA) 2007; Premio Estatal de Ensayo 2006; Premio Estatal de Cuento Todos Santos 2007, categoría libre; Premio Universitario de Cuento, 2003; Premio Universitario de Ensayo, 2003.



Es autor de los libros:

· El anarquista roto,

· Minificción es: el dedo en la llaga,

· La mosca que ronda el plato,

· El país de las espinas,

· El cuento brevísimo,

· El Quemadero,

· Carencia y búsqueda: cuentística latinoamericana,

· El hombre de las manos de nube,

· Cuentos vagamundos,

ediciones descargables desde la red.



Actualmente en edición: El perro es ahora el señor de la casa; y en ciernes: La tumba del poeta.











Desperté aterrorizado entre las sombras

con naufragios en los ojos

y en el rostro tempestades,

y fui a buscarte a la cuna, amor mío.



Ahí estabas, mi niño, apacible

bajo una luz tenue de hada silenciosa

como estrella cuidadora de tus sueños.



Y yo inútil, tembloroso y dolorido,

palpé el reposo suavemente de tu pecho

el tibio tacto de la piel adormecida

la carne palpitante, aletargada.



Con un beso en la frente luminosa

volví a la almohada pensamientos y temores

a usurpar victorioso mi lugar entre las fieras.






Una madrugada

cualquiera de pasión
yo
con el acoso de cumplirte y
la fiebre entreabriéndose en mi frente
del calor inhumano que nos hace cometer bajezas
del cariño ininterrumpido tantas veces y
que ahora tu familia me escupe
en la cara

por la muerte que vas a morir



cuando el amor enceguecido tiene hambre y

la poca hombría que me asiste

a pesar de todo

yo

serafín encanecido, prematuro

que nunca ha amado a nadie

ni a mí mismo

me declaro perdido



antes de que Dios me olvide de plano

antes de perder algo más que la calavera y

la cordura

sin un peso en nuestra cuenta de banco

declaro:

tengo miedo a estar de luto tuyo



túyyo que siempre convivimos

sobresaltos,

penas

dudas,

a los niños

ufandades

caminatas

a pesar de todo, me des

digo



Dios, arrepiénteme



como una datilera en llamas

nuestra casa

padece



estoy parado frente a tu muerte

con las entrañas vacías

haciéndole el amor a los escombros

a la mujer que fuiste

ayer domingo



Dios mío, asísteme



líbrenme del mal que seré

y de la policía

porque yo te amaba

y en cambio

te he escrito una tragedia.



Dios, sostenme.







Me urge pegarle al gordo

dejarlo sin aliento, que parezca asesinado,

necesito paralizarle de súbito las tripas

con mi gancho patentado

y profanar su aire frío

dejándolo abatido;

noquearlo estilo Márquez

de manera alucinante,

sentir la cólera en mi antorcha

de las tentaciones materiales y la fama de mi mote

para hacerme petulante de la noche a la mañana,

seguro de un resplandor que circunde

la sonrisa delatora

del amor a imagen mía,

que la queja se disperse,

la carencia y el desahucio.



Necesito, lo presiento, la llegada de un gozo

lo soñé esta mañana

que humillaba a un señor gordo.







Me va a estallar la cabeza

y entonces sí, salpicaré obras completas

revueltas con andares y los huesos de mis pienses

hacia todos los rincones de la casa.



La cabeza me palpita, abrasada

está a punto de escupir esquirlas

que hieran a cada uno de mis libros

por quienes trago cristales y discursos.



Es difícil pensar con las extremidades.

Es difícil trasplantar los nubarrones a otro trasto

donde no duela tanto acordarme

de la jaula en la que crío aves y poemas

que anhelan libertad,

voz,

eco,

trascendencias.



Mi rostro zozobra ante el espejo,

me saca a flote que sobrevivo empastillado

de leer a Chumacero, a Paz, a un tal Sabines

a quienes llevo, reservado, en los sentidos,

e improviso, con ellos, terapias y rutinas.






Había una vez un día,

una elegante mujer como azucena, que aprisionaba, en su figura, mariposas. Yo la miraba, común, y me acercaba, llevando, en mí, halagos y una rosa, porque presiento, en ella, una buena coexistencia. «Es hora, hijo mío, de permanecer, ligero, en la semilla», me dijo, mi madre, mirando, sobre un altar, la foto postrera de mi padre, con toda su ternura. Acaricié su mano y a mi niño, sonrojado.











Descubrí que nunca he odiado tanto

sabiendo de antemano

que los medios días es sufrir pinche calor

al salir de la oficina, sudoroso

pensando en que mi destino es el sur

pinche calor.



El sol me abraza

mi piel lo saborea con lujuria terminal

ando hediondo

y me arrastra sin piedad

pinche calor

por la avenida.



Lo odio, lo odio

nunca he odiado tanto, tierna, intensa

mente

pinche calor, te odio tanto.



Creo que el infierno no es para mí, definitivo

reconozco que la adivina que una vez leyó mi trusa

me dijo que mi amor estaría perdido en el celo de unos rayos imparables.



Ahora espero el camión, la vista lejos

como aguardar el fin del mundo;

volveré al petróleo

si otro día como estos

beso,

puta calor,

el pavimento.







Tengo hartas ganas de suicidar a los vecinos

de conjurar porque un rayo salido de la nada los calcine

de meterles todos sus ruidos de una patada

por el hueco de la cola

y decapitar siete locuras a las doce de la noche

traspasando sus paredes cual fantasma

y rascarles la columna

con la sierra circular, cinco minutos



tengo hartas ganas de hacerlos florecer

en un templo de lluvia y sangre

de tomar trozos de sus muecas aún tibias

y exprimirlas a martillo hasta el cansancio

e ignorar que se hayan ido de vacaciones para siempre

a través de la tubería del desagüe

cuando vengan las preguntas



quiero taladrarles con sus propios dientes

todo el asco que me causan,

el coraje

en el cráneo, las rodillas y en los codos

para ayudarlos a partir amablemente de este mundo

—plagado de tristezas—

y aniquilar de un fregadazo

la luz fúnebre de este poema desgraciado

que me persigue con su ojo de buitre en mis adentros



hartas, despreciables ganas tengo de perder sus cuerpos

de prenderles fuego y escaldar la dolencia ciudadana

que aguarda cual granada sin seguro en la puerta a mi familia

cuando tosen

carraspean

se sacuden

salpicando repugnancias

sino fuera porque soy pinche piadoso tocando a su puerta

llevándoles la Palabra.







Diurno de descreencia yquetimporta

i

Poeta que ladra no ruge,

se contradice en el instante de cerrar los ojos

ante el sexo a cielo abierto de su amada.



ii

La poesía necesita catecúmenos en bruto,

creyentes, escolapios, tabla rasa

no académicos todolosaben que se tomen la licencia

de hacernos el favor de antologar sus tortibonos

con desprecio a los que apilamos palabrejas

y hacemos combinaciones a lo bruto o más o menos

en busca de mecenas que encuadernen las patadas

que lanzamos cuando puristas mondadientes nos señalan

el punto exacto del enter o las comas

poniendo el dedo en la vulgar imagen.



iii

Háblese de zombis en busca de epígrafes triunfantes

que apaguen catedrales con caguamas bien heladas

mientras se quedan trabados risa y risa

a la distancia, bien ungidos.



iv

Nada menos que un hombre profanado

por un siglo mequetrefe sin memoria,

un ángel bueno que sobreviva a la Academia

a pesar de las pedradas del lenguaje,

que superviva a la basura de vender poesía redituable.



v

La musa es un espacio que te guiñe un ojo en internet,

es una palabra confundida cada en tiempo

por el autocorrector del celular,

es un beso entre dos almas inocentes que jamás se han dicho

«pío»,

una foto #EpicFail sin más mensaje que una errata

atascada en la «esperansa»

y sentada largamente en el retrete

con ganas de arponear a Willy

cuando salte acróbata con gordas regalías…



vi

La poesía es el agua endurecida en la garganta

que te expulsa el desenamoramiento del cuerpo

ruidosamente

en repetidas ocasiones

cuando nos ve encamados

hundiéndonos en la orilla de un poema,

en pleno alumbramiento todavía.



vii

Necesita, pues, la humildad que yo profano,[1]

si es que, acaso, este pecho de descreencia

resucita al poema interminable

del insomnio que me mira con su ojo huracanado.







[1] Fe de rata: «profeso».

viernes, 3 de junio de 2016

MI SILENCIO. Poemas de Tonantzin Gpe. Torres Navarro




Tonantzin Torres, 


La Paz, B.C.S. 1985. Durante su adolescencia en la Heroica Mulegé descubrió su pasión por las letras, ya que era los libros las ventanas al mundo, en aquel oasis indómito. Siente la poesía como una segunda piel, pero se rinde a su voluntarioso cerebro escribiendo ensayo. 







Verano


Trasluces en todos mis versos
y te nombra cada una de mis palabras,
no se si es más tortuoso adorarte a pesar de,
o intentar arrancarte de un alma llena de tus gestos comunes
y tu mirada extraordinaria.
Rendida estoy,
ven a poblar esta tierra que solo reverdece en la humedad de tu presencia.
Que desborda de ti y para ti.
Eres como tu nombre, en el que florece todo lo perenne.






Agonía


Una sola oración en mis labios
desde un tiempo sin memoria:
todo está bien. Todo estará bien.
Estoy bien.
Como un mantra,
o una maldición,
como un conjuro que se vuelve súplica.

Te extraño insoportablemente,
que me arrastro por la ciudad
bajo el peso asfixiante de tu presencia en las cosas
que no puedo evitar,
en todo lo ridículamente ordinario:
parques, calles, esquinas,
canciones;
bajo el peso asfixiante de tu ausencia en lo mío,
en lo que tiene que ver conmigo.

Todos han ido y vuelto de ese lugar común,
algunos con más o menos toques bohemios.

Estoy siempre a punto:
de llorar, de buscar, de llamar,
de mandar todo a la chingada de una vez.
"¿Para qué lloras?"
¿para qué habría de llorar?
¿para que vuelvas?, ¿para qué te importe un poco mi suerte?
"¿Para qué sigues sufriendo?"
¡por qué no puedo evitarlo, carajo!
porque estoy enferma de tristeza,
porque te extraño tan miserablemente
que cada vez que respiro siento que me parto en mil pedazos;
a duras penas puedo tragar
con este nudo en la garganta perpetuo,
a penas duermo, a penas vivo...
no te hablo, no te digo entre la gente,
pero te pienso;
te cuento mis cosas y te sonrío.

Puede ser que no te busque
pero te siento perdido.

Las palabras que no te dije son plomos ardientes.

No te veo, pero la condena no es menor:
tu rostro es un daguerrotipo en el mármol de mi memoria.

Este dolor no tiene narrativa posible,
este sufrimiento no es nada poético;
es feo, desagradable, ajeno:
esto es una enfermedad,
que aunque no contagiosa repele,
es crónica, manifiesta, incurable.

Cada día, uno menos.

Así es esto de vivir el amor
como etapa terminal.





Tu mirada


Es una mañana hermosa,
la brisa acaricia los espejos del alma.

En mis dedos tengo todavía
la sensación de tu piel,
y el sonido del viento
entre los árboles
llega a ese centro
que solo tú puedes estremecer.

La nostalgia se esconde
entre las nube
y amenaza con lloverme:
humedad en tus labios,
en tus manos,
en tus ojos al decir adiós.

A lo lejos puedo ver
como los recuerdos de ti
se mueven torpemente,
sin rumbo fijo;
son caracoles en la arena del olvido,
que se deslizan negándose a cruzar
la delgada línea entre quererte
y haberte querido,
tenerte o haberte tenido;
entre ser uno solo
o ser dos muy distintos.

Es una mañana hermosa
y espero que si el sol sale,
me ilumine como tu mirada.






¿Imaginaste que serias un poema?


Uno, varios, todos los poemas que he escrito,
aún los que he callado.

Te he acariciado incansablemente a punta de versos;
escogiendo celosamente las palabras que simulen las yemas de mis dedos...

Te abrazo con canciones que no escuchas,
te beso con suspiros cada día.

Has sido poema, ensayo, cuento,
penumbra en la madrugada cuando te deseo a mi lado
y abrazo tu vacío para seguir durmiendo contigo;
luz cegadora a medio día,
cuando te comparto las cosas comunes de la jornada;
la boca del lobo por la noche,
cuando cierro los ojos para que nada me impida verte.

Mi canción, mi silencio;
las alas y el viento;
los pies para andar
y la estaca que los siembra en una tierra infértil que no ha de retoñar jamás.

Trescientos cincuenta y cuatro días,
miles de noches,
todas las horas de la vida,
la eternidad de minutos llenos de tu ausencia,
vacíos del eco de tus palabras,
desbordantes de segundos que replican tu sonrisa para que no la olvide jamás.

Eres todos los poemas que no he escrito,
porque eres el hilo con el que costuraron mi alma gangrenada,
eres parte de mi,
alimentado de mi sangre y carne de mi carne.

Serás la sombra de mi sombra
de mil sombras que acumularé en ese siempre que no existe,
porque lo eterno es un invento para tener a qué asirnos y de qué renegar.

Eres imposible como querer fundar una ciudad en la arena;
eres el lastre más grande de mi vida,
el grillete que me detiene,
pero que arrojado al futuro me arrastra consigo,
y que si quiero desandar los pasos no me permite regresar.

Eres el poema que llevo desesperantemente pegado el cuerpo,
como tinta espesa,
como la costra de una herida que se niega a sanar.

Eres todos los besos que he regalado por ahí,
todas las promesas sin futuro que he hecho,
las sonrisas que he prodigado.

Y esta es mi venganza por tu desamor y tu destiempo,
y esta es mi revancha por tu ausencia y tu silencio.

Y este es mi desquite, porque te caga la poesía.

ALEBRIJES. Muestra de la poesía de María Guadalupe Nuño Flores






María Guadalupe Nuño Flores (Guadalajara, Jal., 1966) Vive en el estado de Baja California Sur desde 1966. Licenciada en Ciencias Políticas y Administración Pública por la UABCS. Escribe cuento y poesía. Ha sido juez de diversos eventos culturales. Ha realizado presentaciones de libros y ha expuesto su obra en diversos encuentros de escritores. Ha participado en talleres de creación literaria dirigidos por: Marta Piña, Ana Rosshandler, Kenny Fitzgerald, Arturo Medellín, Rubén Rivera, Publio Octavio Romero, Raúl Cota y Felipe Lomelí. Actualmente es miembro del “Taller de la Serpiente” tutelado por Raúl Cota Álvarez. Se ha desempeñado como instructora de creación literaria para niños en la Casa de la Cultura en cursos de verano. A participado en el libro "Rumor como de brisa" muestra de taller de poesía de UABCS (1995), en la antología de mujeres escritoras sudcalifornianas "A sus libertades Alas" (2007), coautora de “Dellirium” en marzo de 2012 -homenaje a Mariana la loca y antologada en la obra- “Verdad y belleza. La poesía en Baja California Sur” del M. en A. Publio Octavio Romero (2014) y la publicación en carteles impresos gracias al apoyo del PACMYC (2014) y ha escrito poesía y cuento en diversas revistas locales.







19


Hoy quiero ser bicho carroñero.

Olvidarme de Gregorio Samsa.

Batear las manzanas de mis padres.

Aventar -como antes- los limones a mis hermanos.

Ser aguijón de todos los charcos.

Ser pueril, jugar a la resortera,

matar a las lechuzas de un “piedrazo”.

Hoy quiero dormir sin estos ojos en vilo.






Alebrije


Eres agua luz de ojos felinos
de escamas y plumas de ópalo.

Habitas en el mar índigo profundo,
el que ahoga y arde.

Reptas en la arena
o vuelas al ras del bamboleo de las olas.

Sólo en plenilunio
cuando escuchas los aúllos de los chacales,
en sigilo bates tus alas hacia la luna,
la besas con decoro
hasta caer en un suspiro






Contigo o sin ti


En este encino que rebasa cielo en el desierto,
se perfilan mis extremidades de oruga,
alas en cierne que volarán mañana horizontes, contigo o sin ti,
pero si no me palpas con tus ojos mariposas, quizá crea o no
en otras lenguas de salvia o de ponzoña.

Estoy en el mismísimo árbol.
En la misma estación de verano cuando te fuiste. Estoy.

Pero, si me palpas con tus ojos mariposas, quizá germine la luz
en un intento, abra mis ojos y sin dinteles perdure el agua.

Y no pregunto al viento ni a ti. Eres tú.
Danzo lo ves en nuestras ausencias. Y tienes, si tú quieres,
mi corazón hirviendo, mi pecho sangre, mi hombro fracturado, mi oído agudo.

Estoy aún tarambana de tus bálsamos
para sentir que estallo.

Son las tres y media del alba, leo poemas,
te encuentro acurrucado en ellos y entre mis sucios versos
que nunca te dije.

Y mira las ráfagas de miedo, se han muerto.
Sobrevives en la sangre, en la sed,
en esta guerra intravenosa que no tiembla.
Aunque me repita a duermevela que no estás,
que te fuiste para siempre.
Regresas quimera haciendo surcos.
Rompiendo mi oído te vas.

Todas las ráfagas de ira fenecen. Quiero palparte en el éxodo.
Reencontrarme en tus ojos olivos.

Te descubro como la única calle que prefiero recorrer.
como el mar de necias mareas.
como el desierto que florece en mi vulva cuando llueve.

Y cuando llueven mis ojos, mis ojos ciegos que en otras latitudes te han visto llorar estrellas, callo, aprieto mis labios. Te invoco con la luz escarlata en el pedestal que vuelves.






43


43 flores de amaranto,
43 raíces nuestras, hijos, hermanos…
43 cantos en la herida,
43 voces del génesis,
43 aves mutiladas.

Dónde está el llanto de la tierra,
el corazón hirviendo, la sangre viajera.
Dónde está el sol, la luz de sus cuencas, el agua.

Sólo arde la hoguera, el lodo se esparce,
proyectiles en las sienes,
las piedras tiradas escondiendo las manos.






Escribo. Ardo a destiempo.


Crecen mis ojos al saberte pira,
sin embargo se ha ido mi rabia en una brizna.
Destruyo mis voces en el abismo.
Aún eres aire que calcina en mí,
rocío de amapolas. Sudor.

Mi nombre se atora en tu garganta.
Soy barro, quimera, carne en tu lengua primitiva.
Tu botín.

Escribo por así decirlo, lunas y soles que matan los días y las noches
que descalabran las penas por así decirlo.

Hay un sinfín de cenizas de flores
y sangre de venados en mi cama
donde duermo las malas horas,
donde respiro fuego por mi lado oscuro
Hay una luz que me eriza y no se apaga
por mi lado claro por así decirlo.



Escribo.

CASCABEL # 14

CASCABEL # 14
NUEVA EPOCA, MUESTRA DE LA LITERATURA QUE SE ESTA ARMANDO EN HERMOSILLO, TORREON, TIJUANA Y EN LA BAJA SUR.

POETICARTEL #4

POETICARTEL #4
ILUSTRACION DE JULIETA SANCHEZ HIDALGO, TEXTO DE FEDRA RODARTE HIRALES ---PROYECTO URBANO DE DIFUSION DE LAS LETRAS Y LA GRAFICA SUDCALIFORNIANNAS, EN COORDINACION CON EL ISC Y LA DIRECCION DE CULTURA MUNICPAL

"CIUDADES IMPOSIBLES" obra grafica de Omar Murillo

"CIUDADES IMPOSIBLES" obra grafica de Omar Murillo
--de la serie "ciudades imposibles"

--de la serie "ciudades imposibles"

de la serie "ciudades imposibles"