viernes, 22 de julio de 2016

AVANT POP. Muestra de la poesía de Omar de la Cadena

Omar Cadena

Nació en la Ciudad de México en 1974. Radica en Hermosillo desde 1975, en donde ha estudiado literatura. Es Licenciado en sociología por la Universidad de Sonora. Su producción literaria abarca ensayo, poesía, cuento, entrevista, novela y crítica, la cual ha sido publicada en revistas estatales y nacionales, al igual que en sitios de Internet. Ha sido promotor literario y editor de las revistas "Letras sobre papel" y "Vértigo digital" (electrónica), así como coordinador unos años de las lecturas "Flor i canto" en la Universidad de Sonora.

Tiene publicado el poemario Espejos en la hoguera (1999), la novelletta Siete noches en la Havana (2003), el libro de relatos Ojo avisor (2003), ganador del Concurso del Libro Sonorense 2002 y el poemario Memorial en llamas (2002), ganador del tercer lugar del "II Concurso Estatal de Poesía Alonso Vidal". Tuvo mención honorífica en el género de ensayo en el "Concurso del Libro Sonorense 2002", con En la frontera de la piel. Ha sido beneficiario del FECAS en la categoría de Investigación Literaria (2003-2004) y en el programa de escritores en el género de ensayo por la Fundación para las Letras Mexicanas (2004-2005). Figura en la antología Creación Joven: Poesía (Conaculta, 1999). Actualmente estudia la maestría en Ciencias Sociales en El Colegio de Sonora.





Emblema:
F e s t i n a   l e n t e


De la flor, abierta copa,
a la sedienta boca del colibrí
—del servido elixir
que al beberlo embriaga,
al ave que sobrevuela,
estática, en el jardín—,
está el espacio sin tiempo
—de la tierra al sol:
en el aire deshabitado,
de donde vienes, a donde voy—;
de este exilio interior a ese otro,
de una orilla a otra:
está la flor, que habita el colibrí;
está el pájaro, en la casa del alelí.







Inked:
F e s t i n a   l e n t e


En cada golpe de luz,
donde yacen nuestros nombres
devorándose a sí mismos,
en ese amasijo de sombras,
donde surge el emblema
en su agonía,
con los venerados símbolos
que ondulan como  s i e r p e s
y aletean como  a v e s
—en la frontera áurea
entre el cielo y del infierno—
se hace visible
nuestro origen prometido;
se ilumina nuestra carne
aprisionada
en un círculo de fuego,
donde brotan los colores
y danzan las imágenes, entre sí,
con el filo de sus lenguas
—agujas danzarinas—
y los significados avanzan, tras de sí,
en cada punzada del deseo.
El Hacedor esculpe,
delinea desde lo alto,
el símbolo familiar.
Somos ese dolor, esa señal
en nuestra cartografía,
en el territorio demarcado
de la superficie de la piel,
donde ha de reavivarse el espectáculo
y han de avanzar las agujas
sobre el lienzo de la carne
—del cuerpo entintado que somos—,
en los signos contrarios
que se devoran en la madrugada
para duplicar nuestro cuerpo
en otro cuerpo:
en la serpiente emplumada
que nos nace en cada filo
de la mirada.









Piercing: Ouroboros


En el símbolo
que anuncia nuestro encuentro,
entre las luces de un catwalk
—esa larga cama aeroportuaria—
o el brillo de un selecto table dance
—ese breve nicho de miradas—,
donde revivimos el anillo de fuego
hacia el hangar de la boca,
nuestros labios se devoran
con húmedas caricias,
se adentran en el círculo mágico,
en ese otro redondel de ensueño
que envuelve nuestro cuerpo
sobre el escenario,
donde se tienden las alfombras del lenguaje
y el placer es intenso
en el sagrado cruce de las lenguas
sobre nuestros sexos
al juntarse
como una argolla de ouroboros.










Seven eleven

En la red de cristal que la estrangula,
allí, como en el agua de un espejo,
se reconoce;
atada allí, gota con gota,
marchito el tropo de espuma en la garganta…
Muerte sin fin


De noche, convocado
por la sutil alegría del trigo,
pido un cristal de lagos
tersos, un petrificado y muy frío
redil donde se gozan
ciertos placeres: la piscina augusta
del secreto cónclave,
con el húmedo y refrescante oleaje
que comienza a envolverme
con diminutas luces, alfileres,
que hieren y se esfuman
donde se espuma el trago de cerveza.
Así he aspirado a ser
lo que solía: el más diestro inquilino 
de ese amado espacio
—a veces grácil y misterioso espejo—
en el cual nos bañamos
más de dos veces y no, no es el mismo:
siempre es distinto el trago
de cerveza y no, no somos también
lo mismo en ese amargo
sabor de la victoria que admiramos
en cada corselette
que habrá de embelesarnos sin remedio,
el espumoso corral
donde hemos de embriagarnos cada noche.
¡Oh, imposibles mártires!
¡Celebremos antes de caer exhaustos
tras las divinas suertes
de rodear con la mano otra cintura! 







La muerte,
ese paréntesis
Yo sé que estoy vivo
 entre dos paréntesis.
“Certezas”, Salamandra
Octavio Paz


La vida está entre dos paréntesis:
el nacer es uno de ellos, el morir el otro, 
y entre esos límites necesarios,
mientras nos narrarnos
entre esos momentos memorables,
padecemos el hambre de los justos;
si estamos vivos entre esos paréntesis,
y si nacer es un vuelco de conciencia,
y si morir es un cambio de costumbre,
el cuerpo despertará de su inocencia
al saberse vivo en otras partes; 
cuando al morir seguimos muriendo
y renaciendo en cada una de las artes;
entre esos paréntesis está la vida,
el texto que somos con una sintaxis
—a veces— muy difusa,
que no volvemos a leer entre los muertos;
porque cada acento
es el respeto al sentido
del momento,
cuando otros lean lo que yo
he dejado por escrito
—una trama llena de escenarios
y algunos personajes necesarios—
en esta otra novela
de mi vida.

No hay comentarios:

CASCABEL # 14

CASCABEL # 14
NUEVA EPOCA, MUESTRA DE LA LITERATURA QUE SE ESTA ARMANDO EN HERMOSILLO, TORREON, TIJUANA Y EN LA BAJA SUR.

POETICARTEL #4

POETICARTEL #4
ILUSTRACION DE JULIETA SANCHEZ HIDALGO, TEXTO DE FEDRA RODARTE HIRALES ---PROYECTO URBANO DE DIFUSION DE LAS LETRAS Y LA GRAFICA SUDCALIFORNIANNAS, EN COORDINACION CON EL ISC Y LA DIRECCION DE CULTURA MUNICPAL

"CIUDADES IMPOSIBLES" obra grafica de Omar Murillo

"CIUDADES IMPOSIBLES" obra grafica de Omar Murillo
--de la serie "ciudades imposibles"

--de la serie "ciudades imposibles"

de la serie "ciudades imposibles"