viernes, 13 de octubre de 2017

Cuando despertó... Textos de Andrea Gaume


Andrea Gaume Amao

Nací en la ciudad de La Paz, hace 41 años y aquí me quede a vivir, amo mi ciudad y mi estado, estudié finanzas, mi experiencia laboral es muy diversa, actualmente estudio una maestría en innovación, soy muy inquieta, desde hace unos años decidí que mi futuro estaría en organizaciones de impacto social y con enfoque en los jóvenes y los niños.

Soy presidenta de FANLAP, una fundación que brinda becas para niños de escasos recursos y otros programas de apoyo y dirijo el programa en México de una organización denominada Ecology Project International, la cual busca desarrollar liderazgo participativo en los jóvenes, la construcción de comunidades sustentables y formar una sociedad ecológicamente alfabetizada.

Creo firmemente que la educación y las oportunidades pueden hacer la diferencia total en la vida de las nuevas generaciones y disfruto mucho mi trabajo y mi voluntariado por que pongo mi granito de arena para que esto suceda.

Soy mamá de dos niñas, mi primera hija fue quizá la que me hizo tomar conciencia de que tenía ¡los cachetes llenos de cuentos! Como ella decía, todas las noches esperaba una historia nueva y así comencé a escribir a mano algunos de mis cuentos, de una forma casual, a lápiz, a mano.

Desde siempre escribí pero nunca dedique tiempo específico para ello, a través del taller de iniciación a la Narrativa he podido reencontrarme con ese gusto y aprender a escribir de una manera más ordenada y mejor estructurada.

Escribo para los niños porque encuentro en ellos la capacidad de soñar, ellos pueden ver la magia porque siempre la están buscando, la encuentran en todas partes, en cosas grandes, en cosas pequeñas y hasta diminutas como las catarinas y los dientes de león que elevados al viento conceden deseos.

Sueño con encontrar la magia suficiente para convertir un rinconcito, un pequeño espacio, en un mundo mejor para cada niño.







CONTIGO Y CONMIGO


El timbre anunciaba la hora del recreo en un soleado martes de primavera, en segundos, el solitario patio se pobló de niños y niñas que agitados y bulliciosos corrían por aquí y por allá, tratando de disfrutar al máximo cada minuto de esa media hora de receso.

Cómo todos los días, Bastián se formó en la fila para jugar futbol y como casi siempre, nadie lo escogió. Cada receso, sus compañeros de grupo organizaban dos equipos: “Los buenos”, que eran escogidos por Andrés, el capitán y estrella del Futbol escolar y “Los regulares” que eran escogidos después de que Andrés hiciera su selección por cualquier otro niño.

Cuando digo “casi siempre nadie lo escogía” es porque Bastián una día fue elegido. Andrés lo seleccionó como portero de su equipo por su gran estatura y fuerza, Bastián se emocionó tanto en el juego, que pateó muy duro la pelota… algo pasó que dio un tremendo giro en el aire y  fue a dar justo a la portería de su equipo resultando en autogol. Ese fue el único partido perdido en toda la historia de Andrés en la escuela, él se enojó tanto que lo echó del juego y desde entonces lo molesta todo el tiempo.

Bastián es un poco inquieto, se emociona facilmente, le es difícil concentrarse, prefiere el patio que el salón de clases y en ocasiones, en esos días que siente que no entiende a las personas ni ellos a él, prefiere estar solo. Las personas lo ponen nervioso y a veces le gana el impulso que no es más que un montón de ganas acumuladas de jugar y hacer amigos y por alguna razón acaba aplastando a alguién o rompiendo algo.

Eso lo sabe Nina, ha sido su compañera desde preescolar, a ella le gusta jugar futbol, es defensa del equipo de “Los Regulares” e intenta ser una buena amiga, se le apachurra el corazón cada vez que Bastián se vuelve a quedar fuera del juego, intentó convencer a todos de integrarlo, sin embargo Andrés dijo que era un caso perdido, que arruinaba el juego y los demás lo apoyaron. Andrés el primero en clase y el mejor en el Futbol, así que todos lo obedecen.

Ese martes de verano algo fue diferente: llegó a la escuela Clío, una hermosa niña con un par de trenzas anaranjadas y hoyuelos en las mejillas, tenía una sonrisa verdaderamente feliz y  unas enormes pestañas que se rizaban en la esquina de sus ojos haciéndola ver todavía más risueña. A todos en el grupo les cayó muy bien y se encontraron muy emocionados de tener una nueva compañera, Andrés no quito la vista de ella durante la clase, inmediatamente la invitó a jugar futbol en el recreo, Clío  le dio las gracias y le explicó que no le gustaba.

A la hora del recreo, todos salieron al patio de juegos y mientras se integraban los equipos, Clío cruzó la cancha y se sentó junto a Bastián.

 - ¿Porqué estas solo?, le preguntó.
 – No estoy solo, estoy con ”Migo” le respondió Bastián,
 - ¿Conmigo? le respondió Clío,
 - Sí  con “Migo”!
- ¿Y Puedo jugar contigo?, preguntó Clío.
- Mira “Migo” dijo Bastián, hablando solo: -  Clío  trae a “Tigo”  y quieren jugar con nosotros!

Por un momento Clío se sintió desconcertada, pero inmediatamente comprendió que se trataba y le pareció muy divertido:

-Dice “Migo” que tu y “Tigo” son bienvenidos, le respondió Bastián.
-¡Gracias “Migo! ¡Gracias Bastián!.  “Tigo” quiere saber¿a que vamos a jugar?, Comentó Clío.

Y así Clío con “Tigo” y Bastián con “Migo” jugaron a los perros con pulgas, los cuatro se revolcaron por un rato pasándose las pulgas y rascándose como locos. Los demás solo podían ver dos niños en el suelo atacados de la risa. ¡Las carcajadas llegaron a los oidos de Nina hasta la cancha de Futbol! , la risa de Clío era tan contagiosa que solo escucharla daban ganas de reir, no era una risa de payaso con su JuJuJú, o de bromista con el JiJiJi, ni de niño burlón con su aJajajá, era una risa combinada de Jejejes con jijijis y jujujús que sonaba a pura diversión.

Al día siguiente Nina se armó de valor, cuando el timbre sonó y los niños corrieron al jardín, se fue directo al árbol donde Bastián solía sentarse solo    - ¿Puedo jugar con ustedes dos?, les preguntó.

Clío y Bastián se voltearon a ver y soltaron la carcajada, debes saber que no somos dos: sino cuatro, yo tengo a “Migo”, que es mi amigo y Clío llegó con “Tigo”, explicó Bastián.  - ¿tú a quién traes?,  Nina los miró con asombro… Esto era increíble… ¡de lo más genial!:  ¡Ella siempre dejaba a Mónica en casa! creía que nadie comprendería que tenía una amiga imaginaria, ese día jugaron todos juntos y Nina prometió que al día siguiente convencería a Mónica de venir a la escuela, era un poco tímida.

Y así, el solitario Bastián, que no estaba solo sino con “Migo” pasó a tener un montón de amigos reales, los amigos imaginarios se encontraron y se perdieron por ahí jugando juntos.  Todos libres por el patio se inventaron buques piratas, castillos con dragones, compartían el lonche jugando a ser  tragonautas de una nave especial: devoraron asteroides de bolas queso, planetas de tortas de jamón y jugo de lluvia interestelar, ¡que días tan increíbles!. Clío no se quedó mucho tiempo en la escuela, era una alumna temporal. Partió un día llovido entre abrazos sentidos y ojitos también lluviosos, el sol coló unos rayitos entre las nubes y un gran arcoiris de la amistad se pinto en el cielo para despedirla.

Clío había venido a revolucionarlo todo. Los compañeros de equipo de Nina se cansaron de ser “Los Regulares” como Andrés los llamaba, y se revelaron en busca de nuevas aventuras, hacer lo mismo todo el tiempo bajo el dominio de un capitán mandón dejó de ser divertido.  Andrés tuvo que ingeniárselas reclutando jugadores de primer grado que lloraban al menor regaño y tiraban la pelota para todos lados!,  al poco tiempo había despedido a toda la primaria incluyendo al equipo de “Los Buenos” y se quedó solo.  Entonces el ejército de niños despedidos y regulares ¡fue libre de escoger a que jugar! organizaron una liga de  autogoles y de futbol al revés, donde Bastián fue un gran entrenador, otros se unieron a la legión de tragonautas devoradores del universo y otros más formaron una bandada de piratas chimuelos que no pueden comer manzanas, el club de animales pulgosos, el de “tú las traes”  y un montón de ocurrencias más, la primaria nunca fue más divertida, Andrés no tuvo más remedio que integrarse y como esa semana se le cayó un diente, se sumó a los piratas chimuelos, por supuesto, quería ser el Capitán, Joaquín Tres Dientes, comandante de la nave lo aceptó con la condición de que fuera parte de la tripulación y que dejará de ser tan mandón.






Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí


¿Quién despertó?,

¿Dónde era allí?,

¿Cómo llegó allí?,

¿Qué hizo el dinosaurio mientras “quién despertó” dormía?,

¿Por qué todavía seguía allí?,

¿”Quién despertó” tuvo miedo del dinosaurio?,

¿O Sería que el dinosaurio tuvo miedo de él?

¿Qué tipo de dinosaurio es el del cuento?



Cuando desperté, había un dinosaurio junto a mí.

¿Hay Dinosaurios en esta época?

¿Será que quién despertó lo hizo hace mucho, mucho tiempo?

Si sabemos que quién despertó no estaba soñando,

¿Cómo reúnes un dinosaurio de ayer con una persona de hoy?

¿la máquina del tiempo acaso?.



lo dejó toda la noche allí, en la máquina….

Esperaba que en un punto desapareciera,

Y cuando despertó todavía estaba allí.

Seguro no pudo regresarlo al pasado.



¿Cómo sucedió este encuentro?

El último dinosaurio murió hace unos 65 millones de años.




Los hombres habitaron la Tierra desde hace unos 4 millones de años,

¿Por qué parece imposible que un hombre jamás hubiera visto un dinosaurio?

Si “el que despertó” lo vio.

El dinosaurio sí estuvo allí.




Tal vez en el pasado el hombre y el dinosaurio si vivieron juntos.

¿Será que el hombre estuvo en la Tierra hace más de 65 millones de años?

¿Será que los dinosaurios vivieron en épocas más recientes?

Para probar que el dinosaurio todavía estaba allí

Dibujaron en las cuevas, en rocas.

Batallas con reptiles gigantes,

Escribieron leyendas y relataron historias,

Dinosaurios o dragones, qué diferencia hay?

En India, en China, en Noruega, en Estados Unidos, en México.

Franceses e irlandeses, los vieron, hablaron de ellos.

Científicos y estudiosos han encontrado evidencia.

Han estado por todos lados. ¿Será que siguen por ahí?








NEGROS ANTECEDENTES


Aquel fatídico día, yo venía de jugar un partido de Futbol, sudado, algo agitado aún. El resto no lo recuerdo bien, no supe en que momento preciso, ni como ocurrió, pero en unos segundos me encontraba yo frente a su cuerpo sin vida.

-          ¿y ahora que voy a hacer? - ¿qué voy a decir?
-          ¡Creerán que yo lo maté!.

Permanecí inerte, extático. Como el mismísimo Cadáver.

Comencé a sudar, pero estaba temblando. Era calor, era frío? ¡Que se yo!. Ya no me acuerdo. El mundo me daba vueltas… - ¿por qué yo? …Me preguntaba.. ¡Por que siempre a mi!  - ¿Cómo voy a explicar esto?. Intentaba ordenar mi mente confusa… cuando, en ese instante, mi madre y mi hermano entraron a la habitación.

Juan soltó el llanto, desconsolado, desmoronándose en el suelo. 

La cara de mi madre, incrédula, recorrió el cuerpo inerte minuciosamente, cómo si buscara un vestigio, una señal de vida, de aliento, un destello de luz del alma en los ojos del difunto. Pero nada.

Mientras, permanecí paralizado. Mudo. Calculador. Buscando, sin encontrar las palabras.
 -Todo lo que diga o haga puede ser usado en mi contra. (Es lo único en que podía pensar).

Quería formular un argumento, una buena explicación, desafortunadamente y con mis negros antecedentes, difícilmente me creerían.

Una voz en mi interior dictaba: sólo di la verdad. - Así lo encontré, ¡yo no hice nada! ¡Yo no lo maté!.

Mis labios comenzaban a entreabrirse, cuando mi madre exclamó:

-          Juan, no hay duda, Toribio se ha ido.  Seguido: un silencio profundo, solemne… Que fue roto de inmediato por el llanto desconsolado de mi hermano y la retahíla de mi madre con ese tono tan peculiar que tiene de cuando uno mete la pata:

- Te lo advertí – Juan Alberto – ¡Te dije mil veces que no había que darle trozos de verdura tan grandes a Toribio!, ¡seguramente se asfixio de tan glotón que era! ¡Mírale nomás los cachetes, no los puede tener más retacados de comida!.

En algún lugar escuché que los científicos opinan que el alma puede salir del cuerpo, bien… en ese momento: la mía regresó. Entre sollozos de mi hermano y los gritos de mi madre.

 - ¡Fiuuu! - ¡Que alivio! - Qué felicidad saber que estaba libre de sospechas por la muerte del hámster de mi hermano!.

Ustedes no lo saben… pero yo, tengo antecedentes: hace unos meses, sin querer, jugando con mi resortera maté a mi Iguana, ¡juro que ella se atravesó! Y para acabarla… poco después, rescaté una pequeña torcaza caída de un árbol… ¡se te murió! Me decían…!mientras yo trataba de explicarles que en un acto de heroísmo intenté salvarle la vida! ¡Sí! ¡Hasta le di respiración de boca a pico!. ¡Si tan solo supieran lo difícil que fue lograr que comiera!… Por si esto fuera poco y para colmo de mis males, unas semanas más tarde falleció Prudencio, mi pez. … ¡Yo no lo maté! La culpa fue de que nos fuimos unos días de vacaciones, en mi defensa diré que si se me pasó poner la pastilla de alimento en la pecera, es por que estaba yo muy atareado buscando mi traje de baño y unos calcetines que hicieran par, mi mamá cree que puedo hacer más de dos cosas a la vez, pero eso es su súper poder, no el mío.

Tras la cadena de fatídicos sucesos, mis hermanos y mis primos me traían de bajada … me apodaron “El exterminado” y  “Lalo el destripador”. Nunca pude hacerles entender que no destripé a la torcacita! ¡Jamás!... nunca en vida. Solo quise practicarle una autopsia para probar mi teoría de que no había muerto por desnutrición!... uff… tomó tiempo que olvidaran todo …  como se podrán imaginar tras mi mala fama, mis hermanos me prohibieron acercarme a sus hámsteres. Yo también quería uno, pero mi madre consideró que era mejor comprarme un chocolate o un lapicero, cualquier cosa que no estuviera viva así que me tuve que conformar con unas canicas. Creo que piensa que aún no estoy preparado para tener una mascota.

Pero, lo que no saben es que de la muerte, se aprende y la muerte de Toribio no ha sido en vano. He escuchado a los adultos diciendo que todo pasa por una razón, Toribio nos deja una enseñanza:  que todos comprendan que a cualquiera le puede ocurrir la muerte de una mascota. No sabemos el día ni la hora, como diría el padre Chuy.

Así mi historia. Según el veredicto de mi madre: soy culpable por descuido. Hasta el día de hoy, sigo apelando al perdón y prometiendo solemnemente que la próxima vez que tenga una mascota la cuidaré mejor. No pierdo la esperanza.

Y como dice mi abuela Cata, de todo… saca lo bueno: - si algo aprendí con tanto occiso y acompañándola a misas y funerales, es a ser un experto en velorios, sepelios y epitafios. Para que vea Juan que yo soy buen hermano,  haremos un funeral con todas las de la ley: flores, caja de zapatos y una lápida de roca. Lo enterraremos allá en el patio de atrás, junto a Godzilla, mi lguana; la torcacita y Prudencio. Deseando que sea bien recibido en el cielo de las mascotas, donde estoy seguro que no le faltarán amigos y zanahorias.


 Tal vez, después de todo esto, Juan y yo nos congraciemos y logremos convencer a mi madre de adoptar al menos un gato ¡con suerte un perrito!. Después de todo y como dice mi abuelo: Todos merecemos una segunda oportunidad. 





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"CIUDADES IMPOSIBLES" obra grafica de Omar Murillo

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--de la serie "ciudades imposibles"

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